jueves, 29 de julio de 2010

MEXICANOS Y BOXEO

No pocos mexicanos estarán en desacuerdo conmigo, pero el deporte rey de nuestro país es el boxeo, si bien es cierto que la caminata, los clavados, el maratón, el tae kwon do, le han dado algunos sonados triunfos a deportistas nacionales (el futbol fuera de la selección sub 17 que se corono campeona del mundo el balompié solo sirve pa´ puras vergüenzas) ningún otro deporte tiene tanto prestigio internacional y los mejores sueldos en nivel profesional como el pugilismo.
Actualmente rebasando ampliamente el centenar de campeones, México es el segundo país con la mayor cantidad de monarcas en este deporte y en todos los tiempos, solo superados por los Estados Unidos; De la división de los minimoscas hasta la de los welter el protagonismo que asumen los boxeadores mexicanos es innegable, no pocos sueldos rebasan el millón de dólares por evento y las mejores carteleras que se ofrecen en ciudades tan distintas como Las Vegas, Tokio, Londres, Los Angeles, siempre están estelarizadas o sostenidas por púgiles nacionales.
Boxeadores de todas las nacionalidades Filipinos, Cubanos, Armenios, Ingleses, Panameños, Japoneses, Estadounidenses, buscan enfrentarse al boxeo mexicano para encontrar la consagración definitiva, es la prueba de fuego, es el espectáculo a tope, y solo quien logra darlo alcanza los sueldos fabulosos y los grandes programas, así nacieron leyendas como Manny Pacquiao, Floyd Mayweather jr, Vic Darchinyan en la época actual y cientos más en el pasado.
El boxeo profesional está lleno de contrastes, es un deporte de contacto extremo, donde se arriesga en cada combate la integridad física y se requiere una condición física enorme, pero también cuando se ejecutan conforme a las reglas establecidas se aprecia un espectáculo sumamente caballeroso; es un deporte muchas veces manchado por la mafia de las promotores y apuestas, pero a diferencia de la lucha libre donde predomina el espectáculo sobre el deporte, el boxeo cumple y deja un excelente impresión de condición física, técnica, estrategia, determinación, reflejos, etc, reuniendo prácticamente muchos de los requerimientos que protagonizan otros deportes en solo uno.
El boxeo mexicano tiene muchas historias llenas de pasión y dramatismo, reflejan en muchas formas y como ningún otro deporte nuestra sicología, principalmente la capacidad y la creencia individuales (ya que en los juegos de conjunto somos un fiasco), esa soledad interna que después de siglos de la conquista aún no podemos sacudirnos, el coraje contenido de muchas generaciones, las ansias de superación nacional no satisfechas, la bravura natural de nuestros genes, y así es como se tejieron carreras como la de Julio Cesar Chávez, Púas Olivares, Ricardo López Nava, El Terrible Morales, Daniel Zaragoza, Marco Antonio Barrera, Carlos Palomino, entre otros muchos más, cuyas orígenes ascenso y final de sus carreras son autenticas odiseas a la mexicana, que para no errar todas tienen momentos difíciles, que se originan desde el momento mismo de haber nacido en esta tierra.
Alcanzar el reconocimiento mundial en el boxeo profesional ha sido muy difícil, nuestros púgiles antes un poco más que en la actualidad trabajan cuesta arriba, viajan a otras latitudes para conquistar los títulos, luchando contra referee y jueces localistas, se espera siempre mucho de ellos, otorgándole el triunfo en muchos de los casos si es un nocaut efectivo, no pocas veces han sido atracados literalmente en grandes peleas, pero el empuje constante de las generaciones han logrado frutos y hoy por hoy son lo más cotizado de este glamoroso deporte.
Cada Viernes y Sábado hay boxeo, y la piel se me enchina, me lleno de orgullo por el deporte nacional estético, arrojado, espectacular, hermoso pues en pocas palabras que dan nuestros connacionales, vale la pena mentar madres, lanzar golpes al aire, brincar de gusto, y sentirse mexicano, ya que mientras las nuevas generaciones aprendemos a trabajar en equipo, por el momento nos llenaremos de orgullo con la realidad de nuestros campeones, con la entrega que dan en cada función, cuando se aprecia los ganchos al hígado como dibujados que son su sello, con el físico maltratado y lleno de sangre, pero con ese corazón que no cabe el pecho como dicen los comentaristas televisivos.
Ojalá y se apoye más al boxeo, desde el amateur que es la hora que no arranca a nuestro favor, hasta el profesional donde existen muchísimas historias trágicas, de talento desperdiciado, que fácilmente elevarían a nuestro país al primer sitio (que en honor a la verdad le pertenece) pero que la mafia del boxeo profesional se traga como una bestia.
Salud boxeadores, son ustedes gladiadores modernos, que solo son prisioneros de sus propios sueños.

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