jueves, 17 de junio de 2010

EVERARDO VILLALOBOS

Hace poco más o menos un tiempecito, tu esposa Ángeles fue mi maestra en el preescolar, tú participabas en forma activa y decidida con el pueblo de Tecomatlan en su búsqueda de una vida mejor.
Desde entonces, siempre estuviste en la primera línea de lucha que es el activismo político de Antorcha Campesina.
Ningún sueño hoy día se torna tan real como en el que creíste, un México nuevo y fuerte por el cual diste tus mejores años de vida.
Pienso que Acatlán debe llorarte ahora porque nunca estuvo tan cerca de ser gobernado por un hombre que significaba una oportunidad distinta de lo que hasta ahora conoce, un hombre con güevos pues, sin ambages que lo apendejen, de los hombres que necesita México con urgencia, pero que hasta hoy no acaba de entender.
Tus compañeros Antorchistas lamentamos tu perdida, pero celebramos tu trabajo, que con mucho opaca cualquier controversia de tu obra.
Sea pues tu vida un ejemplo de esfuerzo, dedicación, coherencia y ejecución de los anhelos de un pueblo que busca su definitiva redención.
Salud pues y descansa en paz.

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