domingo, 26 de septiembre de 2010

EL SUEÑO CENTENARIO

Uno de los sueños más frecuentes en muchas regiones de nuestro país, es el ser favorecido por la fortuna de encontrarse un tesoro enterrado, resultado de una coincidencia al rascar un cimiento o en la intencionada búsqueda de presuntos refugios de bandidos escondidos en el monte.
En mi región geográfica, se sabe de algunas personas que tienen la buena fortuna, creo yo, de encontrar ollas llenas de centenarios, la mayoría de ellos provenientes de los que se hacían llamar los plateados, o bien de algún comerciante mezquino que escondía la riqueza hasta de su propia familia. Y es entonces que su vida cambia repentinamente.
¿Por qué este tipo de sueños se arraiga en nuestra mente?, desde hace algunas décadas pocos confían en la agricultura, en la ganadería y en los oficios comunes como medio para cambiar su nivel de vida, en la mente de la juventud se ha cultivado cuidadosamente la idea de la riqueza que llegara espontáneamente, no se cultiva la cultura del esfuerzo, esa teoría quedo atrás cuando se ve triunfar al granuja que aprovecha a las instituciones civiles establecidas por una economía progresivamente neoliberal para hacerse de patrimonio.
Es quizá pues esta idea, la que mantiene vigente la cercanía entre la realidad y la fantasía en nuestra mente, -solo es cuestión de encontrarle la punta al mecate-, la mayoría piensa, y es que en tierra gobernada por bandidos, haz lo que vieres, se fundamenta y justifica.
Los bandidos en México siguen existiendo, los usureros también, dentro y fuera de la ley actúan acumulando riqueza, quizá en un vicio como no se había visto antes gastan más que un sultán árabe, sin embargo esta prodigiosa tierra parece una fuente interminable de tesoros, la codicia los acumula en menos manos, pero esto origina ambición cada vez mas desmedida en la población que solo espera su momento.
La lotería resulta más mezquina que la oportunidad, y muchos encuentran esta última en situaciones tan obvias como una legislatura, una magistratura, una secretaria, etc, hasta lo más inverosímil como regentar programas de rescate social. No hay límites para la imaginación y la desvergüenza, el remate de bienes, el saqueo del patrimonio nacional es más brutal que la mismísima venta de piratería y enervantes. Pero todo obedece al sueño de enriquecimiento a como dé lugar, que persiguen los amos del “sueño centenario” mexicano.
Ahora mismo es claro, que estos hombres que han encontrado gran fortuna en México, no ha sido a consecuencia de un trabajo esforzado y honesto, no hay un gramo de patriotismo en su trabajo, solo aprovechan y generan las circunstancias que desde hace siglos les permite crecer a expensas de los demás, no olvidando alimentar la esperanza de otros, que quizá algún día encuentren la vía adecuada para poder aplicar su ya conocida receta.
Quienes han encontrado tesoros enterrados relatan que generalmente junto a ellos están cadáveres de personas, “para que los resguarden” justifican algunos, o para que no los reclamen pensarán otros, lo que es evidente que en nuestros días quienes poseen riquezas inmensas en nuestro país guardan celosamente la tradición, no la evitan, por lo que tomando en cuenta un par de nombres de la lista Forbes no se cual fortuna es más ilegitima y sangrienta si la del magnate de las telecomunicaciones o la del señor de los enervantes.
Este es pues el verdadero centenario de México, una moneda caprichosa y sangrienta, con una oscura tradición, pero no negaremos que hasta el día de hoy, estando despiertos soñamos con encontrar un día, un cofrecito lleno de brillantes pesos….

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