lunes, 27 de septiembre de 2010
domingo, 26 de septiembre de 2010
EL SUEÑO CENTENARIO
Uno de los sueños más frecuentes en muchas regiones de nuestro país, es el ser favorecido por la fortuna de encontrarse un tesoro enterrado, resultado de una coincidencia al rascar un cimiento o en la intencionada búsqueda de presuntos refugios de bandidos escondidos en el monte.
En mi región geográfica, se sabe de algunas personas que tienen la buena fortuna, creo yo, de encontrar ollas llenas de centenarios, la mayoría de ellos provenientes de los que se hacían llamar los plateados, o bien de algún comerciante mezquino que escondía la riqueza hasta de su propia familia. Y es entonces que su vida cambia repentinamente.
¿Por qué este tipo de sueños se arraiga en nuestra mente?, desde hace algunas décadas pocos confían en la agricultura, en la ganadería y en los oficios comunes como medio para cambiar su nivel de vida, en la mente de la juventud se ha cultivado cuidadosamente la idea de la riqueza que llegara espontáneamente, no se cultiva la cultura del esfuerzo, esa teoría quedo atrás cuando se ve triunfar al granuja que aprovecha a las instituciones civiles establecidas por una economía progresivamente neoliberal para hacerse de patrimonio.
Es quizá pues esta idea, la que mantiene vigente la cercanía entre la realidad y la fantasía en nuestra mente, -solo es cuestión de encontrarle la punta al mecate-, la mayoría piensa, y es que en tierra gobernada por bandidos, haz lo que vieres, se fundamenta y justifica.
Los bandidos en México siguen existiendo, los usureros también, dentro y fuera de la ley actúan acumulando riqueza, quizá en un vicio como no se había visto antes gastan más que un sultán árabe, sin embargo esta prodigiosa tierra parece una fuente interminable de tesoros, la codicia los acumula en menos manos, pero esto origina ambición cada vez mas desmedida en la población que solo espera su momento.
La lotería resulta más mezquina que la oportunidad, y muchos encuentran esta última en situaciones tan obvias como una legislatura, una magistratura, una secretaria, etc, hasta lo más inverosímil como regentar programas de rescate social. No hay límites para la imaginación y la desvergüenza, el remate de bienes, el saqueo del patrimonio nacional es más brutal que la mismísima venta de piratería y enervantes. Pero todo obedece al sueño de enriquecimiento a como dé lugar, que persiguen los amos del “sueño centenario” mexicano.
Ahora mismo es claro, que estos hombres que han encontrado gran fortuna en México, no ha sido a consecuencia de un trabajo esforzado y honesto, no hay un gramo de patriotismo en su trabajo, solo aprovechan y generan las circunstancias que desde hace siglos les permite crecer a expensas de los demás, no olvidando alimentar la esperanza de otros, que quizá algún día encuentren la vía adecuada para poder aplicar su ya conocida receta.
Quienes han encontrado tesoros enterrados relatan que generalmente junto a ellos están cadáveres de personas, “para que los resguarden” justifican algunos, o para que no los reclamen pensarán otros, lo que es evidente que en nuestros días quienes poseen riquezas inmensas en nuestro país guardan celosamente la tradición, no la evitan, por lo que tomando en cuenta un par de nombres de la lista Forbes no se cual fortuna es más ilegitima y sangrienta si la del magnate de las telecomunicaciones o la del señor de los enervantes.
Este es pues el verdadero centenario de México, una moneda caprichosa y sangrienta, con una oscura tradición, pero no negaremos que hasta el día de hoy, estando despiertos soñamos con encontrar un día, un cofrecito lleno de brillantes pesos….
En mi región geográfica, se sabe de algunas personas que tienen la buena fortuna, creo yo, de encontrar ollas llenas de centenarios, la mayoría de ellos provenientes de los que se hacían llamar los plateados, o bien de algún comerciante mezquino que escondía la riqueza hasta de su propia familia. Y es entonces que su vida cambia repentinamente.
¿Por qué este tipo de sueños se arraiga en nuestra mente?, desde hace algunas décadas pocos confían en la agricultura, en la ganadería y en los oficios comunes como medio para cambiar su nivel de vida, en la mente de la juventud se ha cultivado cuidadosamente la idea de la riqueza que llegara espontáneamente, no se cultiva la cultura del esfuerzo, esa teoría quedo atrás cuando se ve triunfar al granuja que aprovecha a las instituciones civiles establecidas por una economía progresivamente neoliberal para hacerse de patrimonio.
Es quizá pues esta idea, la que mantiene vigente la cercanía entre la realidad y la fantasía en nuestra mente, -solo es cuestión de encontrarle la punta al mecate-, la mayoría piensa, y es que en tierra gobernada por bandidos, haz lo que vieres, se fundamenta y justifica.
Los bandidos en México siguen existiendo, los usureros también, dentro y fuera de la ley actúan acumulando riqueza, quizá en un vicio como no se había visto antes gastan más que un sultán árabe, sin embargo esta prodigiosa tierra parece una fuente interminable de tesoros, la codicia los acumula en menos manos, pero esto origina ambición cada vez mas desmedida en la población que solo espera su momento.
La lotería resulta más mezquina que la oportunidad, y muchos encuentran esta última en situaciones tan obvias como una legislatura, una magistratura, una secretaria, etc, hasta lo más inverosímil como regentar programas de rescate social. No hay límites para la imaginación y la desvergüenza, el remate de bienes, el saqueo del patrimonio nacional es más brutal que la mismísima venta de piratería y enervantes. Pero todo obedece al sueño de enriquecimiento a como dé lugar, que persiguen los amos del “sueño centenario” mexicano.
Ahora mismo es claro, que estos hombres que han encontrado gran fortuna en México, no ha sido a consecuencia de un trabajo esforzado y honesto, no hay un gramo de patriotismo en su trabajo, solo aprovechan y generan las circunstancias que desde hace siglos les permite crecer a expensas de los demás, no olvidando alimentar la esperanza de otros, que quizá algún día encuentren la vía adecuada para poder aplicar su ya conocida receta.
Quienes han encontrado tesoros enterrados relatan que generalmente junto a ellos están cadáveres de personas, “para que los resguarden” justifican algunos, o para que no los reclamen pensarán otros, lo que es evidente que en nuestros días quienes poseen riquezas inmensas en nuestro país guardan celosamente la tradición, no la evitan, por lo que tomando en cuenta un par de nombres de la lista Forbes no se cual fortuna es más ilegitima y sangrienta si la del magnate de las telecomunicaciones o la del señor de los enervantes.
Este es pues el verdadero centenario de México, una moneda caprichosa y sangrienta, con una oscura tradición, pero no negaremos que hasta el día de hoy, estando despiertos soñamos con encontrar un día, un cofrecito lleno de brillantes pesos….
GRITOS BICENTENARIOS
Septiembre de 2010, el mes de las fiestas patrias para los mexicanos, tiene en esta ocasión la particularidad, de que se cumplen 200 años del inicio del movimiento de independencia de México. Rios de tinta se han derramado en torno al evento, horas de grabación y trasmisión de televisión y al parecer hasta de cine dedicados a tal aniversario, platicas y mas platicas giran en torno al hecho histórico que lo origina, hasta en la población más recóndita de nuestro país se busco hacer especial el “día del grito”; Y sin embargo…. Este nopal se sintió más apendejado que nunca, tanto que a pesar de que quise estimularme a escribir algo al respecto antes de hoy, no pude lograrlo, la anhedonia crónica que sufro, se agudizo en esta fecha y al parecer no fui el único porque a mucha gente que pude observar en la tan mentada noche del 15 de septiembre estaba extraviada, ojerosa y sin ilusiones.
Siendo pues esta carencia de emociones positivas, un rasgo ya característico de este autóctono ejemplar, me sentí algo raro de que no aflorara en mi el espíritu chingativo, populachero o valemadrista de otros años… Ni tuve ganas ni tome alcohol, no disparos, no gritos, no música, no fiesta… a mitad del evento social me regrese a mi jacal, prendí la tv y estaba el evento en el zócalo de la ciudad de México, la apague y me puse a consentir al intestino y sus exabruptos mientras empezaba la trasmisión del box, afortunadamente los púgiles también me dieron algunos minutos de saludable diversión.
No abundare mucho en lo que todos sabemos: No hay nada que celebrar en este bicentenario, lo mexicanos tenemos la creencia de gobernar nuestros destinos, pero solo es en apariencia, la crisis socioeconómica actual es señal inequívoca que el país está entrando en violento cambio; para donde… eso está por verse.
Por esta vez, ahondaré en mis sentimientos particulares, mis vivencias creo, serán el reflejo de las de muchos otros en este país, no obstante, para quienes esto no les resulte de interés, por mí parte vayan a Huamantla a que los coja un toro (hablando en lenguaje taurino claro) por lo que sin más preámbulos digo:
Tengo un hermoso trabajo, que me da dinero, poco reconocimiento y muchos dolores de cabeza, sin embargo me hubiese gustado ser periodista u abogado, me da gusto el saber que fui orientado en la dirección educativa más “conveniente” porque de lo contrario, en los tiempos y en el país que nos ha tocado vivir ya estuviera muerto… cuando menos de hambre. Y es que desde hace muchos años, en nuestro país el periodismo y la aplicación de la ley es solo una vulgar simulación, los pocos hombres que han tenido el atrevimiento de hacer su trabajo han terminado mal por la censura, la difamación y la violencia. El resto son tristes espectros, que arrastran cadenas y si bien les va bolsas de dinero. Viéndolo desde la óptica de unos de mis maestros particulares un tal Platón que decía que el valor es el conocimiento de lo que se debe temer y de lo que no se debe temer, pos valientemente me hice güey con mis autenticas pretensiones y tome alguna “opción decente” de acuerdo a ese fino olfato que modestamente me porto.
No puedo evitar sin embargo sentir una falta de placer intenso por mi profesión y antes de cortarme una oreja como Van Gogh o batirme en duelo como Pushkin me puse a escribir mis ocurrencias y a defender causas perdidas (hasta hoy), por lo tanto lamento mucho si aflora frecuentemente mi falta de formación literaria, legista, filosófica o mamilitista pero me amparo en uno de los rasgos fundamentales de mi filosofía nopal: ME VALE MADRE si alguien no le gusta lo que escribo.
Sea pues, este el grito patriota que da un cabrón mexicano el día de hoy, lo hago con toda sinceridad, desde este humilde sitio, con toda la fortaleza que me da la ignorancia y toda la enjundia que me brinda la sinceridad, solo espero que pronto este país mejore en serio entre otras muchas cosas en el periodismo y la defensa social, para poder tomar mis respectivos cursos evitando así que cualquier zorrillo me quiera miar. Con mucho afecto y un saludo se despide:
Valentino Nopal Cabronotzin.
¡Viva yo y mi ranchito el mundo!
Un saludo a mi brody Federico Nietzche, no me critiques por ser guapo.
Siendo pues esta carencia de emociones positivas, un rasgo ya característico de este autóctono ejemplar, me sentí algo raro de que no aflorara en mi el espíritu chingativo, populachero o valemadrista de otros años… Ni tuve ganas ni tome alcohol, no disparos, no gritos, no música, no fiesta… a mitad del evento social me regrese a mi jacal, prendí la tv y estaba el evento en el zócalo de la ciudad de México, la apague y me puse a consentir al intestino y sus exabruptos mientras empezaba la trasmisión del box, afortunadamente los púgiles también me dieron algunos minutos de saludable diversión.
No abundare mucho en lo que todos sabemos: No hay nada que celebrar en este bicentenario, lo mexicanos tenemos la creencia de gobernar nuestros destinos, pero solo es en apariencia, la crisis socioeconómica actual es señal inequívoca que el país está entrando en violento cambio; para donde… eso está por verse.
Por esta vez, ahondaré en mis sentimientos particulares, mis vivencias creo, serán el reflejo de las de muchos otros en este país, no obstante, para quienes esto no les resulte de interés, por mí parte vayan a Huamantla a que los coja un toro (hablando en lenguaje taurino claro) por lo que sin más preámbulos digo:
Tengo un hermoso trabajo, que me da dinero, poco reconocimiento y muchos dolores de cabeza, sin embargo me hubiese gustado ser periodista u abogado, me da gusto el saber que fui orientado en la dirección educativa más “conveniente” porque de lo contrario, en los tiempos y en el país que nos ha tocado vivir ya estuviera muerto… cuando menos de hambre. Y es que desde hace muchos años, en nuestro país el periodismo y la aplicación de la ley es solo una vulgar simulación, los pocos hombres que han tenido el atrevimiento de hacer su trabajo han terminado mal por la censura, la difamación y la violencia. El resto son tristes espectros, que arrastran cadenas y si bien les va bolsas de dinero. Viéndolo desde la óptica de unos de mis maestros particulares un tal Platón que decía que el valor es el conocimiento de lo que se debe temer y de lo que no se debe temer, pos valientemente me hice güey con mis autenticas pretensiones y tome alguna “opción decente” de acuerdo a ese fino olfato que modestamente me porto.
No puedo evitar sin embargo sentir una falta de placer intenso por mi profesión y antes de cortarme una oreja como Van Gogh o batirme en duelo como Pushkin me puse a escribir mis ocurrencias y a defender causas perdidas (hasta hoy), por lo tanto lamento mucho si aflora frecuentemente mi falta de formación literaria, legista, filosófica o mamilitista pero me amparo en uno de los rasgos fundamentales de mi filosofía nopal: ME VALE MADRE si alguien no le gusta lo que escribo.
Sea pues, este el grito patriota que da un cabrón mexicano el día de hoy, lo hago con toda sinceridad, desde este humilde sitio, con toda la fortaleza que me da la ignorancia y toda la enjundia que me brinda la sinceridad, solo espero que pronto este país mejore en serio entre otras muchas cosas en el periodismo y la defensa social, para poder tomar mis respectivos cursos evitando así que cualquier zorrillo me quiera miar. Con mucho afecto y un saludo se despide:
Valentino Nopal Cabronotzin.
¡Viva yo y mi ranchito el mundo!
Un saludo a mi brody Federico Nietzche, no me critiques por ser guapo.
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