jueves, 6 de mayo de 2010

LOS PROPOSITOS Y LAS REALIDADES.

No hace mucho tiempo compre un gavilán, la verdad es que todo empezó sin intención, es decir, andaba gastando mi tiempo libre y no me pasaba por la mente la posibilidad de comprar un animal en peligro de extinción que mirándolo con estricto apego a la ley nos constituye también junto con el que lo vende un delito.
Es verdad que el móvil principal de este asunto tan trivial, al parecer noble…. Fue desde su inicio comprar el hermoso animal para luego soltarlo y que regresara a su anterior vida de libertad, sería algo deshonesto también, no decirlo que fue un poco la vanidad de poder hacerlo, ya que si bien es cierto no me sobraba el dinero, si tenía la posibilidad de actuar en el momento y oportunidad.
Cuando lo tuve conmigo, sucedieron cosas que no había considerado hasta entonces, el ejemplar era realmente bello y constituía un excelente adorno por su naturaleza y escases, además de que según me dijeron podía venderlo fácilmente a un precio aventajado del que lo conseguí.
Le construí una enorme jaula y pensé en quedármelo….
Llegue a pensar en venderlo y disfrutar las ganancias divirtiéndome de lo lindo un buen rato….
Me acorde de algunos y no pocos malos negocios económicos que hice bajo el empeño de mi palabra….
Finalmente meditando solo, se impuso mi intención de darle libertad, tome rápidamente la ave de presa y decidido acudí a soltarla, el ave entumida por la incómoda posición del traslado y de el previo largo encierro de su captor dio unos cuantos saltos y titubeante se trepo a unas cubatas muy espinudas –por si las dudas y me arrepiento- creo yo que pensamos ambos y no pude evitar una sonrisa.
Aborde mi caballo blanco que aunque no es el de Napoleón, me ha salido muy bueno y tome el camino de regreso a casa a buen paso, me inquietaban algunas simples dudas…
¿Sería capaz de cazar nuevamente después de sus lesiones y encierro? ¿Moriría de hambre? ¿Alguien lo capturaría nuevamente debido a su falta de habilidad salvaje? ¿Se dedicaría a comerse las pollas de mi pueblo y rancherías circunvecinas?, etc, etc….
Que fue de él, no lo sé, ahora frecuentemente cuando miro hacia arriba (no sé si antes no lo hacía o no ponía atención) seguido veo gavilanes rondando mis pollos finos, pero sin hacerle lucha de atacarlos, será por precaución a los belicosos animales que los cuidan o por que sea mi amigo gavilán que no quiere joder a su benefactor.
En todo caso me quedo con la idea, de que cumplí dándole real libertad y hasta ahora con el propósito de que es mejor morirse buscando la oportunidad de ser lo que eres, que cambiar esa perspectiva rebajando tu condición natural por aceptación y comodidad. Espero seguir cumpliendo con eso, porque el día que ya no suceda, mi vitalidad estará por extinguirse.

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